Desde la fundación se apuesta por empezar a afrontar el cambio climático desde una perspectiva individual, modificando el propio entorno e incidiendo en que sea la propia vivienda la primera acción a llevar a cabo, y de paso obtener un beneficio adicional e inmediato en términos de salud, bienestar y confort.
El cambio climático es un fenómeno presente y para combatirlo se necesita un compromiso internacional, político y social. “Es lógico que sean las estrategias globales las que actúen en este sentido, con ejemplos como el Protocolo de Kioto o el reciente Acuerdo de París, pero desde La Casa que Ahorra queremos ir al detalle, a lo que podemos hacer cada uno de nosotros, para impactar en el problema”, afirma Albert Grau, gerente de la Fundación.
Parece razonable actuar en los edificios, responsables de hasta el 40% de las emisiones que se producen en la Unión Europea. La actuación puede pasar por cambiar los hábitos de uso de la energía, pero también por mejorar la vivienda apostando por la rehabilitación energética y lograr que apenas demande energía (e incluso la produzca), reduciendo al máximo sus emisiones de CO2, haciéndola de este modo eficiente y resiliente.