El pasado 31 de marzo fallecía Zaha Hadid, una mujer que triunfó en un mundo tradicionalmente masculino y fue considerada la mejor arquitecta del mundo.
Nació hace 65 años en Bagdad y su pasión por la arquitectura fue alimentada desde pequeña, al haber crecido en uno de los primeros edificios de diseño Bauhaus de la ex colonia británica. En 1972 decidió mudarse a Londres para ingresar en la Asociación de Arquitectura y en 1979 montó su propio estudio en la capital inglesa. Durante los años 70 y principios de los 80, no era común ver a una mujer trabajando en un mundo predominantemente masculino. Sus creaciones sobre papel eran consideradas utópicas e inconstruibles.
Pero en 1993 pudo demostrar que sus ideas no eran imposibles al construir la estación de bomberos de Vitra, en Weil am Rhein (Alemania). Poco después vinieron otras construcciones, como el Centro de Ciencia Phäno en Wolsfurburgo (Alemania), la estación de tranvías de Estrasburgo (Francia), o el Museo de Arte de Cincinnati (Estados Unidos), trabajos que le granjearon fama mundial. En 2004 se convirtió en la primera mujer laureada con el prestigioso Premio Pritzker. En los últimos años, la arquitecta no paró de crear. Cabe destacar el Centro Acuático de Londres para los Juegos Olímpicos de 2011. Además, tenía entre manos la renovación del frente marítimo de Estambul y el diseño de un estadio para Qatar 2022.
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